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LE CORBUSIER Y LAS BÓVEDAS

CASAS JAOUL, Neully-sur-Seine, Paris, França (1951-56)

CASA SARABHAI, Shadibag, Ahmedabad, India (1952-55)

En el período de la posguerra, la arquitectura de Le Corbusier sufre un cambio radical. Obras como Ronchamp, La Tourette, la Casa de Brasil, el Parlamento de Chandigarh, la Casa Shodan, la Asociación de la Industria Textil, entre otras, pasan a ser consideradas una herejía por muchos de sus seguidores, como el arquitecto inglés James Stirling, que veía en ellas una traición a los principios mecanicistas y racionalistas de las obras del período de entreguerras.

 

Forman parte de este grupo dos residencias cuyo interés va más allá de ilustrar este cambio de rumbo en la obra de Le Corbusier: sugieren estrategias proyectuales que podrían aplicarse a otras situaciones. Son las casas Jaoul, construida en París, Francia, y la casa Sarabhai, en Ahmedabad, India, respectivamente diseñadas para dos generaciones de una misma familia.

 

Las dos pertenecen a una serie formada por las casas Félix (1934-1935), Peyrissac (1941-1942), Fueter (1950), Jaoul (1951-1956) y Sarabhai (1952-1955). La estrategia formal común a todas ellas es la adición de unidades espaciales definidas por muros paralelos cubiertos de bóvedas rebajadas. [1] Estas unidades forman naves paralelas conectadas lateralmente por aberturas en las paredes que las definen. Las diferencias, además del tamaño y el perímetro, consisten en variaciones en el largo y el espaciamiento de los límites laterales, y en la altura del arranque y la curvatura de las bóvedas. También hay diferencias en lo que respecta a su materialidad: en la casa Félix las bóvedas son de hormigón, en las casas Jaoul y Sarabhai, de ladrillos. Con todo, presentan una característica en común: mantienen la unidad espacial de las células, incluso cuando se unen entre sí para formar un espacio mayor mediante la reducción del área de contacto entre ellas.

 

Las casas de la preguerra, en cambio, eran volúmenes prismáticos. En su interior, el campo de acción de la planta libre se definía a través de losas planas y pilares sueltos. Eran composiciones de características substractivas con predominio vertical mientras que en la serie de casas mencionada anteriormente predomina la composición aditiva horizontal a base de módulos, espacios tipo nave cubiertos de bóvedas. En estas últimas, las naves se conectan entre sí siempre lateralmente para formar espacios mayores, lo que permite el crecimiento hacia cualquier lado. Desde la parte externa del conjunto son aparentes siempre, revelando o no la curvatura de las bóvedas.

 

En estas dos casas se observa la recuperación de las formas tradicionales de construir, desde el punto de vista del agrupamiento y de la tecnología. Después de una visita a una escuela construida por Gaudí en Barcelona, Le Corbusier muestra interés en la bóveda catalana. Esta se caracteriza principalmente por estar construida con ladrillos comunes unidos por sus lados menores y dejar expuesta su cara mayor, que funciona como una pared divisoria acostada (por eso es conocida también como “bóveda tabicada”). La bóveda catalana funciona estructuralmente como una lámina curva y es fácil de construir ya que prescinde de cimbra y otros apoyos costosos. El muro portante era la esencia de la arquitectura premoderna aunque raramente se usaba de forma aislada, sin otros muros ortogonales que les proporcionasen rigidez. Desde la antigüedad egipcia existen los espacios organizados en tiras paralelas. La mezquita de Córdoba constituye un ejemplo notable de esto. Pero en ese y otros casos, el espacio tiende a ser más diáfano y los planos paralelos a ser más virtuales que reales; los vacíos formados por columnas y pilares son bien menores que los llenos. Le Corbusier parece haber reunido esos antecedentes para crear una síntesis que sin duda no podría existir sin ellos.

 

 

Si bien las dos casas comparten la misma estrategia genérica de proyecto, también presentan algunas diferencias notables. Para empezar, su ubicación. La casa Jaoul fue construida sobre un terreno urbano, con vecinos bien próximos y limitaciones determinadas por las normas urbanas. La casa Sarabhai fue construida en el centro de un amplio terreno, una antigua propiedad de la familia, sin otra limitación que la vegetación densa y el clima extremo. Como consecuencia, las aberturas en la casa Sarabhai son generosas mientras que las de las casas Jaoul son más reducidas en beneficio de la privacidad. Hay otras diferencias en lo que se refiere a su configuración general: una está compuesta por dos volúmenes de base rectangular mientras que la otra posee un perímetro irregular resultante del agrupamiento de los bloques igualmente irregulares. La forma de cerrar las naves es decisiva en este tipo de arquitectura. En las casas Jaoul, la presencia de bóvedas –y su diferencia de tamaño– se manifiesta en el parapeto curvo de hormigón. Ya en la casa Sarabhai, las bóvedas son escondidas por planos de hormigón. Desde el exterior solo son perceptibles dos planos paralelos de ladrillos. [2]

 

 Analizar estas dos casas simultáneamente nos da una buena idea de la versatilidad del sistema desarrollado por Le Corbusier, que funciona tanto en una situación más contenida (Jaoul) como en una de mayor libertad (Sarabhai).

 

La casa Sarabhai es esencialmente un conjunto de una planta formado por dos volúmenes de perímetro irregular unidos por una marquesina curva. El volumen menor cobija el área de servicios y el garaje; el mayor, los aposentos de la señora Sarabhai y su hijo mayor. Estos espacios están cercados de pórticos que sirven para mediar los interiores con la densa vegetación que los rodea, protegiéndolos del sol y ayudándolos a captar la brisa (están orientados para maximizar la circulación del aire). Sobre el sector social del ala de la propietaria está ubicado su dormitorio.

 

En la casa Jaoul, dos volúmenes prácticamente iguales de planta rectangular –uno de la casa de los padres y otro del hijo–, situados perpendicularmente sobre una base debajo de la cual se encuentra el garaje, definen una serie de pequeños espacios entre sí, y entre cada uno y los muros de las medianeras. Las características y la ubicación del terreno condujeron a que cada volumen disponga de tres plantas, la tercera con aproximadamente la mitad del área de la segunda. En la planta baja, sobre el garaje, están las salas, el comedor, la cocina y el baño. En los pisos superiores, los dormitorios y una capilla para la señora Jaoul en la segunda planta de la casa A (la paralela a la calle).

 

En tiempos en que los defensores de la sustentabilidad se presentan como innovadores, es interesante constatar que ya en los años 50, Le Corbusier utilizó césped en la cubierta de ambas casas para mejorar la aislación térmica de los interiores, conciente de que no estaba inventando nada nuevo sino reutilizando técnicas muy antiguas.

 

En la casa Sarabhai, todas las naves tienen el mismo ancho (2,96 m), las vigas tienen 65 cm a partir de 2,26 m y las bóvedas, su punto más bajo, a 2,90 m. En las casas Jaoul, cada volumen dispone de solo dos naves, de 2,26 m y 3,66 m de ancho, vigas de 65 cm a partir de 2,26 m y punto de arranque de bóveda a 2,32 m. La presencia de dos naves de ancho diferente podría sugerir alguna especialización funcional pero parecería que el ancho de la nave mayor resulta de la suma del tamaño de los espacios principales y de la faja necesaria para la circulación.

 

Apoyar las bóvedas sobre vigas permite minimizar el papel de las paredes como apoyo. De esta forma se tiene más libertad para crear aberturas en las paredes, favoreciendo la conexión entre las naves y la expansión lateral de los espacios que contiene. La permeabilidad espacial que resulta de la retirada de trechos de pared puede ser controlada por puertas corredizas que van hasta las vigas, lo que puede ser constatado en los dos proyectos.

 

La definición de los espacios principales es compatible con la forma de implantación de cada casa. En la casa Jaoul, las salas ocupan las dos naves, al fondo de la planta rectangular, configurando un cuadrado ampliado por el espacio reservado al comedor, la nave más ancha. En la casa A, parte de la sala tiene altura doble. En la casa Sarabhai, los aposentos de la dueña incluyen tres naves que se suman a los pórticos adyacentes a ellas. O sea, en la primera, la expansión es vertical; en la segunda, horizontal. Una característica interesante de estos espacios principales es que se organizan alrededor de un elemento vertical: chimenea, pilar o trecho de pared, como si necesitasen de un ancla para fijarse.

 

En el tratamiento de las paredes internas también existen algunas diferencias. En ambas casas las paredes están revocadas y pintadas pero en la casa hindú eso ocurre apenas en algunos trechos de las paredes principales, que son revocados y pintados con colores primarios o blanco, lo que sirve para quebrar la monotonía de las largas superficies de ladrillo y para enfatizar partes importantes de la planta. En la casa parisina, todas las superficies verticales están revocadas y pintadas –no hay ladrillos a la vista en el interior– y los colores primarios que fueron agregados son los que Le Corbusier acostumbraba usar en sus cuadros puristas.

 

A pesar de ser muy diferentes de las casas del llamado “período blanco”, no deben ser examinadas como lo opuesto a estas. Incluso, es posible observar un concepto análogo de planta libre, en las primeras apoyado en rejillas de pilares y en estas por planos paralelos perforados. Eso queda evidente si observamos la distribución de los espacios de servicio, que en la casa Sarabhai, en general, son volúmenes construidos por paredes menores (no portantes) que no alcanzan las bóvedas y su localización no está totalmente condicionada a los planos paralelos, mostrando algo de la independencia de subsistemas presentes en las casas anteriores. Y en las casas Jaoul, a pesar de estar localizadas principalmente en la nave más estrecha, no habría ningún obstáculo técnico para que se encontrasen en cualquier otra posición.

 

Cerca de 40 años, después de habernos brindado el sistema formal/estructural adoptado hoy en día en la mayor parte del mundo – estructura independiente, planta libre, fachada libre, etc.–, observamos a Le Corbusier mirando hacia el pasado y de cierta forma actualizándolo, y ofreciendo a los arquitectos otro sistema diferente de enorme flexibilidad. Porque el sistema de naves paralelas permite que se varíe el ancho y la altura de las naves, el tamaño, la cantidad y la distancia entre los trechos de pared –en las casas Jaoul, las aberturas aparecen cerca del suelo, junto a la viga o en el medio de la pared–, además de materializar los dos primeros tipos presentes en el famoso diagrama de las Cuatro Composiciones, el de la composición aditiva (Sarabhai) y el de la composición substractiva (Jaoul), según él, “ genre plutôt facile ” y “ très difficile ” respectivamente. [3]

 

“ Construyendo de forma moderna se obtiene armonía con la naturaleza, el clima y la tradición ”. (Le Corbusier)

 

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Edson da Cunha Mahfuz es arquitecto y profesor de proyecto en la Universidade Federal do Rio Grande do Sul, Porto Alegre.

 

Texto originalmente publicado en Summa+, nº 153, Buenos Aires, octubre, 2016.

 

NOTAS

[1] La bóveda es un elemento con una larga historia en la obra de Le Corbusier. Además de estas cinco casas, hubo otros proyectos que utilizaron bóvedas: Casas Monol (1922), moradas en St. Baume (1948), moradas Roq et Rob (1948) y casa du Péon (1951). Sin embargo, en ninguna de ellas la definición de las naves es tan clara como en las discutidas aquí. [2] Lo que se sabe es que la Sra. Sarabhai consideraba que dejar las bóvedas a la muestra en las fachadas le daría un carácter industrial a la casa y por eso le pidió a Le Corbusier que las ocultase.

[3] Traducción del francés: género muy fácil y muy difícil.

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